miércoles, 30 de abril de 2008

Período Postclásico

Artículo principal: Período posclásico mesoamericano

Kukulkán es el nombre Maya de Quetzalcóatl, personaje importante en el Período Posclásico de los mayas. Aquí lo vemos en un dibujo de un bajorrelieve de Yaxchilán.
Abarca los años
1000-1687 dC Una vez abandonados los centros ceremoniales mayas del periodo clásico, la fuerza generadora de esta época va a ser una corriente migratoria identificada étnicamente con los mayas arraigados en la región, que traía consigo una cultura mestizada de fuerte contenido náhuatl.
Esta corriente llamada putún o maya-
chontal habitaba en el sur de Tabasco y tenía estrechas relaciones comerciales con los pueblos del centro de México y con los grupos nahuas establecidos en la periferia de la región maya, por ejemplo en Xicalango. Su presencia habría de romper con el precario equilibrio en el que trataba de mantenerse el mundo teocrático, y fueron los putunes los que aprovecharon la caída de este orden para introducir una nueva forma de vida y de dominio sobre la región.
El territorio del que provenían los putunes era el delta de los ríos Usumacinta y
Grijalva, una región de ríos, riachuelos, lagunas y pantanos en donde predominaba el transporte acuático. Esto hizo de los putunes unos excelentes navegantes y mercaderes, que controlaban las rutas marítimas comerciales alrededor de la península de Yucatán, desde la Laguna de Términos en Campeche hasta el centro de Sula en Honduras.
Los putunes se establecieron al sur del río de la Pasión y llamaron a su tierra Acalán ("lugar de canoas"). Fundaron dos poblaciones principales: Potonchan (Putunchan), situada en la desembocadura del río Champotón, e Itzamkanac, junto al actual río de la Candelaria que desemboca en la laguna de Términos. Itzamkanac era la capital de Acalán, pero tal vez fuera Potonchán la primera población. En efecto, ésta dominaba el comercio relacionándose con los
zoques y con los habitantes de las tierras altas de Chiapas. En cambio, Itzamkanac estaba ubicada demasiado río arriba para llegar a ser un importante puerto de intercambio. De ahí que Xicalango, el gran centro comercial situado en la laguna de Términos y controlado por Itzamkanac, supliera esta función.
Establecieron numerosos puertos en esas rutas, entre los que destacan
Cozumel, Xel-Há, Bahía de la Ascención y Polé (la actual Xcaret), en Quintana Roo, que fueron dominados por una rama de los putunes, a quienes se conoce como itzaes ("aquellos que hablan la lengua entrecortadamente").
Desde Polé los itzaes penetraron tierra adentro para conquistar Chichén en
918, y desde entonces tomo el nombre de Chichén-Itzá. Hacia el 950, dominaban toda la región oriental hasta Bakhalal (Bakalar) y Chactemal (Chetumal). Una vez controlada la zona, esta rama itzá de los putunes estableció comunicación con sus vecinos mexicanos del sur de Campeche. Se supone que los itzaes, —quienes hablaban tanto el chontal como el náhuatl y habían absorbido profundas influencias del centro de México— recibieron a Quetzalcóatl, llamado en maya Kukulkán. Éste había huido de Tula y se alió con los chontales para conquistar Chichén Itzá en 987. De esta época datan las influencias toltecas en el arte y la arquitectura mayas.
Es conveniente recalcar que autores como Enrique Florescano, Leonardo López Luján y Alfredo López Austin, ponen en duda que el
Quetzalcóatl histórico haya llegado a Yucatán. En primer lugar, porque las fechas no coinciden. En segundo, porque similares argumentos presentaban los nobles mixtecos, tarascos y más tarde los mexicas para legitimar su posición en la estructura social. Tanto el mito Tollan y la de la huida de Quetzalcóatl, como las expresiones artísticas y la vocación eminentemente guerrera de las sociedades mesoamericanas del período Posclásico Temprano forman parte de un complejo muy extendido por toda la región en ese tiempo.
Hacia el año 1000, Chichén Itzá formó una alianza con los cocomes de
Mayapán y los xiu de Uxmal. Dicha alianza es conocida con el nombre de Confederación o Liga de Mayapán, rota en 1194 por Hunacc Ceel, líder de los cocomes. Las hostilidades desembocaron en la derrota tanto de los itzaes como de los xiu. El auge de Chichén-Itzá y de sus gobernantes maya-toltecas terminó en caos hacia fines del siglo XIII. Los itzaes abandonaron su ciudad y se dirigieron a las selvas desiertas del Petén. Allí, en el lago Petén-Itzá, fundaron una nueva población localizada en la isla de Tayasal.
La supremacía de
Mayapán llegó a su fin hacia 1441, cuando el líder xiu de Uxmal, Ah Xupan Xiu, la destruyó masacrando a la familia real cocom. Durante su apogeo, Mayapán llegó a tener hasta 12 mil habitantes. Era una ciudad fortificada, rodeada de una muralla de piedra. Se pueden ver en su arquitectura claras influencias toltecas.
En el este de la península, según señala Eric J. Thompson en su libro Los habitantes de la costa oriental de la península de Yucatán:
"Los putunes conservaron en su poder la región de Bakhalal y Chetumal durante el periodo de dominación de Mayapán [...] en la provincia de Uaymil se hablaba un dialecto parecido al campechano y, naturalmente los documentos de Paxbolón con su afirmación de que Chetumal pagaba tributo a los putunes acalanes."
Eric J. Thompson#GGC11C
Las
crónicas mayas establecen claramente que los putunes conservaron su poder sobre la región de Bakhalal y Chactemal durante el periodo de la dominación de Mayapán (1200-1480) pero ni por eso abandonaron el dominio de su antiguo territorio al sur de Tabasco, sino que hicieron constantes viajes de ida y vuelta a Potonchán.
A la caída de Mayapán, la península de Yucatán se dividió en 16 pequeños
estados, cacicazgos o provincias, cada uno con su propio gobernante. Entre estos cacicazgos existían rivalidades y guerras constantes, herencia de las luchas sin tregua entre los xiu y los cocomes. Esa era la situación reinante a la llegada de los primeros españoles.
En el
Petén, Tayasal de los Itzaes, Zacpetén de los Ko'woj y Queixil de los Yalnain, fueron las últimas ciudades Mayas y mesoamericanas en ser conquistadas, en el 1697 DC, después de varios intentos fallidos, incluyendo unos de Hernán Cortés en 1542.

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